ARTÍCULO DE AVELINA LÉSPER

ARTICULO ESCRITO POR AVELINA LÉSPER Y PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DEL PERIÓDICO MILENIO.


Crear entre rejas

Pintura y punto.Fundación Sebastián, Patriotismo 304, colonia San Pedrode los Pinos,México, DF.

  • 2011-10-01•Varia

<em>Big wheel</em>.
Big wheel. Foto: Adrián González
La creación es un ejercicio de la libertad. Escribe Rousseau en sus Confesiones: “si quiero pintar la primavera es preciso que sea invierno, si quiero describir un bello paisaje he de estar entre muros”. Esta libertad se logra, paradójicamente, a través de la disciplina. Dominar el medio le abre a la creación infinitas posibilidades. En la galería del escultor Sebastián se expone la colectiva Pintura y punto. Pintores emergentes que ejercen su derecho a crear, con la libertad de elegir el medio, el tema, la técnica, y a plasmar las imágenes que habitan en su universo. Los abstractos de texturas y colores seductores de Aidee de León; figuras mimetizadas de Eric de Icaza; los paisajes urbanos de tabicón gris de Gabriel Carrillo; una mujer, que nos insulta por mirarla, de Hazael González; retratos en pequeño formato de Alberto López; boxeadores peleando de Israel Zamora; los temas orientales de Marianel González; luz que cae en un pozo de Otto Cazares; desnudos masculinos y místicos de Víctor Sánchez; paisajes oníricos de Rodrigo Ramírez; planos geométricos de Valentina Olmedo; automóviles fragmentados de Adrián González son algunas de las obras de los 23 artistas.



<em>Con Ellsworth</em>.
Con Ellsworth. Foto: Hazael González
La constante de la muestra es la calidad. Se trata de pintura madura, realizada con audacia; de visiones arriesgadas, con propuestas y temáticas transgresoras (en muchos casos los soportes arriesgan en el uso de materiales). Y, algo importante, es contemporánea, la están realizando artistas jóvenes ahora mismo. Los artistas son egresados, en su mayoría, de La Esmeralda y la ENAP, de las escuelas de Bellas Artes y de la UNAM. Entonces, ¿por qué para ver su obra debemos acudir a una galería privada? ¿Por qué no tienen un espacio oficial para exponer? Los museos oficiales se jactan de su apoyo a lo que llaman arte emergente. En las salas muestran recortes de periódico y postales compradas en mercadillos, hacen reality shows de televisión y festivales de performance, mientras que los pintores, escultores y dibujantes, emergentes y consagrados, están relegados a casas de cultura o galerías privadas. El contrato de exclusividad de los museos no es con el arte y sus propuestas más relevantes o complejas —eso es demagogia—, es con la mediocridad y la falta de ética. Resulta que todo es arte susceptible de exponerse menos la pintura, la escultura y el dibujo.
Los museos no son del politburó del arte contemporáneo y sus curadores no pueden estar al servicio de sus intereses y su tráfico de influencias: son un logro social y están al servicio de todas las expresiones artísticas. El apartheid que ejercen los curadores y directores de museos discrimina y excluye a una parte muy importante de nuestros creadores y de la sociedad. Niega los espacios con argumentos ideológicos como las tendencias que los mismos curadores y directores imponen. La responsabilidad de la creación también está en defender la obra. Esta situación injusta no va a cambiar si los pintores, escultores y dibujantes siguen esperando a que llegue la solución por un milagro y no hacen valer su derecho a espacios dignos para exponer su trabajo. Los derechos no se piden ni se negocian: existen para ser ejercidos. Una obra se gana su derecho a un espacio con su calidad, con su propuesta; no se trata de obtener un privilegio que otorgue el capricho incuestionable del curador. Que él decida quién puede exponer y quién no es una tiranía que monopoliza el espacio y que obliga al público a ver en los museos fraudes, mediocridad y cretinismo. Los museos deben exponer por lo menos 50% de artes plásticas, es su obligación social dar espacio a esas expresiones artísticas, y no tienen autoridad para rechazarlas implantando su ideología como ley estética.
<em>Herzog en el fin del mundo</em>.
Herzog en el fin del mundo. Foto: Alberto López
Las autoridades de los museos no van a tomar conciencia solas. Cada exposición con piñatas comisionadas o monitores con videos fuera de foco crea una cadena de favores que se pagan muy bien. Los artistas plásticos deben exigir esos espacios. Si no lo hacen así, que asuman que esta marginación no sólo es resultado de la corrupción curatorial; también lo es de su pasividad.
Avelina Lésper • avelinalesper@gmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por supuesto que las posturas formalistas de Avelina Lésper son totalmente insuficientes para entender la realidad de la creación artística. Sus limitaciones básicamente se resumen en la existencia de valores expresivos, intelectuales y emotivos que en absoluto pueden encuadrarse en la anacrónica visión de que "sólo lo académicamente correcto" resulta artístico. Por esa visión obstusa y limitada, por muy coléricamente que la exponga Avelina Lésper, sigue siendo, almenos, parcialmente falsa: no sólo buena parte de lo ocurrido en el siglo XX (abstracción informal, expresionismos -figurativos o abstractos-, Dadá, art Brut,minimalismos, conceptualismos y un largo etc.) sino que múltiples formas expresivas de culturas y momentos históricos completos
son imposibles de comprender con la visión de Bernard Berenson -y de su diluída versión mexicana que es Lésper-. Mientras siga ella difundiendo, y le sigan comprando, la especie de que "sólo hay una manera correcta de abordar el arte", como si a toda exposición tuviera que entrarse con la actitud adecuada con que se entra al Louvre o al Prado, su labor no podrá ser benéfica.

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